Crónicas rusas. Día 19.

Abría esta serie de "Crónicas rusas" otorgando el papel de favoritas, entre otras, a las selecciones de Bélgica y Brasil. El discurrir del campeonato va a propiciar que se enfrenten en cuartos de final, el viernes en Kazan. Según la actuación que han venido mostrando ambas, se puede considerar una final anticipada. Los brasileños, con un juego muy sólido (tan sólo llevan un gol en contra) y pura dinamita arriba, en el que Neymar va cogiendo ritmo poco a poco, parecen difíciles de batir. Ante México, demostraron que van de manera ascendente en Rusia. Las dudas del primer partido ante Suiza parecen haber quedado atrás; la evolución de la canarinha tiene una tendencia muy ascendente, y no parecen tener freno. El único pero parece la falta de un 9 goleador, porque Gabriel Jesús trabaja y trabaja, pero de momento, tiene su casillero vacío; por suerte entre sus otros compañeros de medio campo y delantera, han hecho que Brasil no note la falta de gol del cityzen. 

Los belgas asustan de otra manera; si bien son más vulnerables atrás que los sudamericanos, en ataque tienen multitud de recursos, que pueden resolver un partido en cualquier momento. A estos factores, en el partido ante Japón en octavos de final, le han añadido capacidad de reacción, una habilidad importante en torneos cortos como este, y más de la manera en la que están jugando la mayoría de equipos, que se adelantan y rápido se resguardan en su campo, buscando los contraataques. El equipo parece que evoluciona a medida que avanza el campeonato, Roberto Martínez da siempre con la tecla en los cambios (clave los cambios de Fellaini y Chadli, que metieron el segundo y tercer gol, respectivamente), y se aprecia una madurez que les faltó en la Euro '16 o en el Mundial '14.

Estamos ante un partido colosal, de estilos completamente opuestos, de la selección más laureada de la historia de los mundiales frente a una aspirante que ni siquiera ha llegado a una final, en definitiva, de un encuentro que cualquier amante al fútbol disfrutará.